Por: Sandra Forero

Hacer música es un proceso que permite construir relaciones y estrechar vínculos. Cuando dos o más personas hacen música, el proceso en curso implica dar y recibir, seguir y dirigir, intercambiar emociones y pensamientos. La música no necesita palabras para poder compartirla con otros. La música nos “habla” por sí misma. Los seres humanos nos necesitamos unos a otros. Nadie puede nacer, crecer y vivir solo. Por tal razón, no debemos pasar por alto esa necesidad natural de comunicarse que tienen los bebés. Ellos expresan a través del movimiento, de la voz, del contacto visual; se hacen notar ante otros y reaccionan al contacto social. En sus primeros años de vida la comunicación ocurre principalmente de forma no verbal. Así mismo la música es no verbal. Es un medio de comunicación diferente a las palabras, que permite expresar y que puede compartirse con otros. A través de la música las personas pueden entrar en contacto y relacionarse unas con otras. 

En las sesiones de Rítmica grupales para mamá o papá con bebé, se estrecha en primer lugar dicho vínculo, pero además los bebés se relacionan con otros bebés y con otros adultos, y se crea una relación persona – música. 

Estas sesiones son la ocasión perfecta para que tú y tu bebé disfruten, se conecten con la música, se comuniquen entre sí y compartan con otros.

Fuente: 

SEELIGER, Maria. Das Musikschiff. Kinder und Eltern erleben Musik. Alemania. ConBrio. 2003.